viernes, septiembre 22

La paz de Lakewood

He abandonado por completo el departamento que compartí con Albert en su convalescencia. George es muy bueno y me ayudó a traer mis cosas a Lakewood. Sigo trabajando con el Dr. Martin, pues todas las mañanas el chofer de los Andrew me lleva a Chicago. Que paz siento al haber regresado a Lakewood al lado de Albert. Este sigue siendo un lugar pacífico y hermoso, aunque muchas cosas han cambiado. Ya no tengo que cuidarme todo el tiempo por no ofender a la tía abuela, y aunque a veces los recuerdos de los tiempos felices con Anthony y Stear me ponen triste, me gusta mucho estar aquí. Albert a veces tiene asuntos que atender en Chicago y me acompaña por las mañanas. En esas ocasiones comemos juntos en Chicago, pero por lo general cenamos en Lakewood juntos. Albert sigue cocinando, no quiere contratar más servidumbre de la necesaria. La tía abuela quiere que nos mudemos a la residencia Andrew en Chicago, pero yo no sé si estoy dispuesta a vivir con ella de nuevo. Aunque me agradeció que cuidase de Albert (ella siempre lo llama "William"), sigue mirándome con desprecio. Estamos mejor aquí, en este lugar hermoso, donde Albert puede poco a poco contarme su vida y contestar a mis preguntas, donde podemos ser nosotros mismos sin tener que cuidar nuestro comportamiento.